El Festival Flamenco Ciudad de Huelva da cita cada año en la capital onubense durante el mes de junio a los mejores artistas del género, así como a la cantera de las Peñas Flamencas de la ciudad.
Más de 20 artistas de la talla de Fosforito, Diego Carrasco, Estrella Morente o Sara Baras, entre otros, forman el elenco que cada año participa en el Festival Flamenco en 4 escenarios diferentes ubicados en enclaves muy atractivos de la capital, y durante más de una semana para que toda la ciudad de Huelva y sus visitantes disfruten de un espectáculo flamenco único.
Además de las actuaciones, el Festival contempla una serie de actividades paralelas como exposiciones, talleres, charlas…
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En Andalucía cada comarca tiene su fandango propio, que se inspira en su paisaje o en las costumbres más arraigadas del entorno. A este respecto, Huelva ha destacado siempre por la diversidad de estilos que, naciendo todos de una misma fuente temática, ofrecen diferencias en cuanto a la melodía y al tono, pero conservando cada uno su sello especial.
En Andalucía cada comarca tiene su fandango propio, que se inspira en su paisaje o en las costumbres más arraigadas del entorno. A este respecto, Huelva ha destacado siempre por la diversidad de estilos que, naciendo todos de una misma fuente temática, ofrecen diferencias en cuanto a la melodía y al tono, pero conservando cada uno su sello especial.
Aunque en el mundo del flamenco decir Huelva es decir fandango, es exagerado asegurar que cada pueblo tiene su propio estilo de fandango. Aunque también es cierto que pocas provincias pueden ofrecer tal variedad de matices en la realización de este cante. José Gómez Hiraldo dedica al fandango de Huelva las siguientes palabras: «Hay un enigma raro, sin desentrañar aún por nadie, que deja al fandango de Huelva, como a tantos cantes flamencos, colgados de la duda interpretativa de su origen, sin que se sepa dónde está la matriz que gestó y dio luz a este cante señero, bello y representativo. Se le achacan orígenes inciertos y vive como un hijo espúreo del flamenco al que se menosprecia y desacredita por obra y gracia de la mistificación y falseamiento de que ha sido objeto por parte de los que, sin conocerlo, lo han interpretado a su aire, dándolo a conocer como una piececilla a son de charanga y murga que cualquiera podía cantar».
No obstante, la opinión de Gómez Hiraldo en la actualidad, y debido principalmente a la labor de las peñas flamencas de aquella zona, los fandangos de Huelva recobraron sus aspectos más significativos, traduciéndose todo ello en la renovada atención que se le presta al fandango de Huelva. En consecuencia, la presencia de Huelva se nota en las principales manifestaciones flamencas que se ofrecen actualmente.
Los pueblos de la provincia que tienen fandango propio se encuentran en dos comarcas características la del Andévalo y la Sierra de Huelva. La primera de ellas comprende las localidades de Alosno, El Cerro de Andévalo, Cabezas Rubias, Santa Bárbara de Casa, Calañas, Zalamea la Real, Minas de Riotinto y Valverde del Camino. La zona de la sierra tiene las localidades de Encinasola y Almonaster la Real.
Según R. Molina y A. Mairena «El mundo de estos fandangos es triple: Se inspira en tres temas princiaples: el mar, el campo y los pueblos. El mar con sus barcos, el campo con sus labores, su caza y sus caballos; el pueblo con sus personajes populares, sus historias y anécdotas locales… Todo, incluso el amor, está sentido en función de la geografía y proyectado sobre el entrañable escenario familiar de la patria chica».
Siguiendo la delimitación geográfica del fandango de Huelva dentro de la provincia, destaca poderosamente la comarca del Andévalo, que comprende los pueblos anteriormente enumerados y de los que interesa resaltar las características de los cantes de cada uno de ellos.
En primer lugar, y por méritos propios, destaca el pueblo de Alosno, del que se ha dicho que tiene un estilo de fandango lleno de hondos saberes, viril y alegre, recio y tierno. Manuel Romero Jara, autor de una documentada obra sobre los fandangos de Huelva, dedica gran parte de ella al estilo de este pueblo, al que denomina «el alosno bendito». En primer lugar, y según él, en Alosno no hay un fandango sólo, sino que se cantan varios estilos: los llamados populares, los estilos personales y los «estilos perdíos», estos últimos son fanfangos sin nombre específico, ni autor conocido.
Onofre López Gonzalez, en su ponencia al XV Congreso Nacional de Actividades Flamencas (Benalmádena, 1987), sobre el tema «El Fandango de Huelva y su provincia», manifiesta lo siguiente: «Con los aires de Alosno se registran dieciseis formas distintas de hacer el fandango. La mayoría de ellos nacidos de lo popular y otras enmarcados con nombre y apellidos de hijos de la tierra» (Candil nº 53. Octubre, 1987).
Es tal la profusión y el desarrollo que el fandango ha alcanzado en esta localidad que a la entrada del pueblo hay un cartel que anuncia: ALOSNO, CUNA DEL FANDANGO. En el pueblo se dice que el fandango ha nacido allí, y lo dicen cantando:
«Fandango, ¿dónde has nacío
que to el mundo te conoce?
Yo nací en un rinconcillo
que Alosno tiene por nombre,
donde le dan el «dejillo».
Refiriéndose a este fandango, y en concreto a su final, Ricardo Molina nos dice: «La copla que hemos citado nos da, bajo inocente apariencia, una profunda noción de cante cuando alude al «dejillo» que en Alosno dan al fandango. ¿Qué debemos entender por «dejillo»?. A nuestro juicio, el «dejillo» es lo que muchos flamencos llaman el «aire» del cante. Cada cante al aclimatarse a una localidad y mucho más al nacer, si así fuera el caso adquiere una manera de ser especialísima, casi imperceptible, que es el «aire» o «dejillo». Si a un cante se le despoja de su aire se le resta sabor y autenticidad. Incluso cuando un gran cantaor altera el «aire» nativo sufre el cante una invisible mitificación».
El fandango de Alosno ha podido oírse en los más lejanos rincones, debido a que los alosneros se extendieron por toda la geografía española como recaudadores del Impuesto de Consumos, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Qué duda cabe que el alosnero prefería no abandonar su tierra, y así lo expresaba cantando:
«De las cosillas más malas
que yo hice en este mundo
fue dejar mi escopetilla
y marcharme a los consumos».
Los fandangos populares no tienen autor conocido. Destacan entre ellos dos estilos que, según Romero Jara, son el santo y seña del cante de Alosno: El fandango cané y el fandango valiente. El primero es un cante colectivo; se realiza en grupo, mientras que el fandango valiente es individual, muestra de poderío y fuerza desde el principio del cante. Fue un estilo, este, muy interpretado por los hermanos Toronjo.
En cuanto a los fandangos personales son creaciones atribuidas a personas concretas y que toman el nombre de su creador. Se citan como personajes que dieron nombre a este estilo los siguientes: Tio Nicolás, el de las patillas; la Conejilla; Manuel Pérez; Juan María Blanco; Bartolo el de la Tomasa; Manolillo el Acalmao; D. Marcos Jimenez; Antonio Abad; Juan Rebollo y Juana María. Los hermanos Toronjo, en las décadas de los sesenta y setenta, llevaron el fandango a todos los confines.
Encinasola es una población cercana a Extremadura y Portugal en que se realiza la danza del fandango desde el siglo XVIII. El baile lo realizan las mujeres y los hombres van cantando y tocando los instrumentos del acompañamiento (guitarra, bandurria, laud y acordeón); la mujer toca las castañuelas mientras baila. Las cuatro letras que se interpretan al cantar el fandango son siempre las mismas y se realizan en el mismo orden. Son las únicas que se cantan.
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